Eliminación del barrilito y el cofrecito
"En reiteradas ocasiones se ha denunciado que una parte importante de los miembros de la cámara utilizan estos recursos para promover su imagen, comprar lealtades políticas o incluso para su propio beneficio"
Por Paul
Ernesto Segarra
Cuándo hablamos del barrilito en
República Dominicana nos referimos a un fondo especial que reciben cada mes los
senadores como una especie de subsidio para supuestas "ayudas sociales"
en sus respectivas provincias.
Oficialmente, este fondo se conoce
como "fondo de asistencia social del Senado" y se percibe como un
presupuesto adicional que manejan de forma discrecional.
El pasado 31 de marzo, el presidente
del Senado, Ricardo De los Santos, en una comunicación institucional informa a
los “honorables senadores” que, a partir del 01 de abril del corriente, se ha
dispuesto un aumento del 10 % en el presupuesto correspondiente a lo asignado a
cada provincia, es decir al barrilito.
Este dinero se supone debe ser
utilizado en actividades de políticas sociales, pero no es más que un disfraz,
los cuestionamientos campean como Pedro por su casa, por la falta de
transparencia en su manejo y en definitiva es considerado como una forma de
clientelismo político. Un esquema similar existe en la Cámara de Diputados,
conocido como "cofrecito", que se maneja con el mismo criterio, pero
con montos menores.
Es evidente que el barrilito en el
marco de su propia realidad ha sido objeto de fuertes críticas por la falta de
control, ya que no existen mecanismos claros de rendición de cuentas sobre cómo
se usa el dinero público y los senadores no reportan detalles sobre los gastos
incurridos.
En reiteradas ocasiones se ha
denunciado que una parte importante de los miembros de la cámara utilizan estos
recursos para promover su imagen, comprar lealtades políticas o incluso para su
propio beneficio.
Un elemento que malea la economía y
que es importante destacar es el crecimiento del gasto público, en un país con
grandes limitaciones presupuestarias, este tipo de fondos representa un gasto
adicional que podría destinarse a sectores más prioritarios como educación,
salud o infraestructura.
Por estas razones diversas, las
organizaciones revolucionarias del país debemos exigir la eliminación del
"barrilito", argumentando que su existencia contradice principios de
transparencia y buen manejo de los fondos públicos.
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