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Fernando Hernández, vocero nacional de MPD, pronuncia el discurso central.
 

"El MPD agradece a las delegaciones del Partido Comunista del Trabajo (PCT), del Referente de la Izquierda Dominicana (RID), el Partido Patria para Todos y Todas (PPT), Movimiento Caamañista (MC) y la Fuerza de la Revolución (FR), que nos acompañaron en el merecido tributo al inmortal camarada y guía ideológico de nuestra organización"

SANTO DOMINGO. El Movimiento Popular Dominicano (MPD), junto a representantes de varias organizaciones de izquierda, depositó este sábado flores en la tumba de nuestro eterno secretario general, Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno), en ocasión de cumplirse el 54 aniversario de su asesinato, en Bruselas, Bélgica, el 23 de mayo de 1971.


El MPD agradece a las delegaciones del Partido Comunista del Trabajo (PCT), del Referente de la Izquierda Dominicana (RID), el Partido Patria para Todos y Todas (PPT), Movimiento Caamañista (MC) y la Fuerza de la Revolución (FR), que nos acompañaron en el merecido tributo al inmortal camarada y guía ideológico de nuestra organización.

También hacemos extensivo nuestro reconocimiento a algunas personas de sentimientos progresistas y excompañeros de lucha de El Moreno, que respondieron a nuestro llamado.

A continuación, el discurso íntegro pronunciado por el vocero nacional del MPD, profesor Fernando Hernández.

 

54 AÑOS DEL ASESINATO DE MAXIMILIANO GÓMEZ, EL MAS EXTRAORDINARIO LÍDER PROLETARIO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA


Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno) nació el 5 de mayo de 1943, en San Pedro de Macorís, en el humilde hogar formado por el trabajador del puerto Federico Gómez Paulino y la lavandera Mariana Horacio. Pasó su niñez entre las estrecheces materiales de la pobreza.

Desde la adolescencia, se inclinó hacia las posiciones de izquierda y manifestó inquietud por superar el atraso cultural que pretendía imponerle la injusta sociedad en que crecía.

Después de la muerte de Trujillo ingresó a la Agrupación Política 14 de Junio, al tiempo que comenzó a trabajar en un ingenio azucarero de San Pedro de Macorís.

En esa época concurrió a círculos de estudio y a charlas sobre marxismo leninismo, integrándose a finales de 1962 al Movimiento Popular Dominicano (MPD).

En 1963 salió del país con destino a Cuba, donde realizó estudios políticos, En 1964 regresó a la República Dominicana. Se estableció luego en una comunidad rural de Nagua para organizar tareas insurreccionales del MPD, allí fue detenido por fuerzas militares, después de ser herido en la frente, en octubre de 1964.

Maximiliano Gómez permaneció en prisión hasta diciembre de 1964, siendo puesto en libertad junto a un grupo de militantes del 14 de Junio y del MPD, que se encontraban presos por haber formado parte de las guerrillas de 1963.

Al salir de la cárcel, El Moreno continuó su trabajo político en el MPD realizando tareas organizativas en la región Este del país.

El 24 de abril de 1965 se integró activamente a la insurrección armada contra el Triunvirato. Fue herido en una pierna en uno de los primeros combates en que participó.

El Moreno fue uno de los jefes del Comando de la Escuela Argentina, organizado por el MPD durante la guerra de abril. En el Pre-congreso del MPD celebrado durante la insurrección de 1965 en el Comando mencionado, Maximiliano Gómez tuvo una participación destacada en los debates. Era ya miembro del Comité Central del MPD.

Al finalizar la guerra de abril, El Moreno fue expulsado transitoriamente de la dirección del MPD. Varios meses después retornó al Comité Central del Partido, en la Dirección Nacional del 12 de julio de 1966, en la que se expulsó a la camarilla dogmática encabezada por Pin Montás.

Para enero de 1967, El Moreno era el máximo dirigente del MPD. Participó activamente en la formulación y aplicación de la política aprobada en la conferencia de cuadros profesionales "Guido Gil", pasando en 1969 a ser el principal expositor de la táctica "Hilda Gautreaux" aprobada en la conferencia partidaria del mismo nombre, que tuvo lugar en enero de ese año.

Además de formular y difundir la táctica "Hilda Gautreaux', El Moreno condujo en esa etapa la política del MPD en la lucha contra el régimen balaguerista. El 14 de enero de 1970 fue apresado por fuerzas policiales, mientras se trasladaba en un automóvil junto a otro compañero de partido.

Estuvo varios meses en prisión, puesto que el 24 de marzo de 1970 fue secuestrado por un' "Comando Anti-reeleccionista"' el agregado aéreo de la embajada norteamericana en Santo Domingo, coronel Donald J. Crowley. Con dicha acción se logró la liberación de El Moreno y otros 20 presos políticos, quienes salieron del país con destino a México.

Maximiliano Gómez pasó de México a Cuba, donde permaneció varios meses. Fijó luego su residencia en Francia. Allí intercambió puntos de vista con grupos revolucionarios del "Tercer Mundo", especialmente latinoamericanos, en interés de promover la coordinación de los mismos.

Durante su estadía en Europa, El Moreno amplió considerablemente sus conocimientos políticos, filosóficos y literarios. Estudió con particular énfasis la filosofía hegeliana, al tiempo que se adentró en la valoración de la política internacional, del movimiento socialista; cuando se encontraba en el punto más alto de su desarrollo político, Maximiliano Gómez fue asesinado en Bruselas, Bélgica, el 23 de mayo de 1971. El crimen fue consumado por los enemigos del pueblo dominicano.

Su cadáver fue traído a Santo Domingo por su viuda Carmen Mazara, quien fue puesta en libertad el día del asesinato de El Moreno. Carmen guardaba injusta prisión en la Penitenciaría Nacional de La Victoria.

Maximiliano Gómez dejó dos hijos: Fabricio y Guido Orlando. El primero fue nombrado así en homenaje al luchador venezolano Fabricio Ojeda, mientras que el segundo lleva los nombres de dos grandes mártires revolucionarios dominicanos: Guido Gil y Orlando Mazara.

Con su muerte, el MPD y el movimiento revolucionario dominicano perdieron físicamente a un líder de grandes dimensiones, que supo elevarse sobre las limitaciones que trató de imponerle el duro medio en que surgió a la vida.

Asesinado en la flor de la vida y en un momento en que su pensamiento se preparaba para importantes saltos teóricos, El Moreno constituye un ejemplo de superación revolucionaria sobre el atraso material y conceptual para todos aquellos revolucionarios que tratan de militar en las gloriosas filas de la revolución proletaria.


EL MORENO FUE UN PENSADOR REVOLUCIONARIO Y UN HOMBRE DE COMBATE

Maximiliano Gómez era un auténtico hijo de la clase obrera; sabía que, así como el trabajo creó al hombre, la acción forja a los revolucionarios. En todos los escalones del trabajo político dejó sus huellas: en la fábrica, en el campo, en las escuelas, en los barrios populares, entre los intelectuales, en la esfera militar y en la teoría revolucionaria. Ninguna actividad le fue extraña.

Era un profundo investigador del pensamiento de los clásicos del marxismo y de los aspectos principales de la cultura. Una sólida formación cultural hecha por sí mismo, fuera de las aulas, apenas llegó al octavo curso, disciplinó su voluntad en el trabajo y en el estudio, que encontró placer ejercitándolos. Sabia, como el escultor que a golpe de cincel talla la imagen que lleva dentro, que ese camino se construía a sí mismo, y que proyectando su actividad en el partido contribuía a armar al pueblo de un instrumento capaz de abrir el camino de la redención definitiva.

Comprendiendo la importancia social de la clase obrera, no cesó para que ésta tomara conciencia de su papel y se organizara políticamente para su grande y honrosa tarea de dirigir la revolución liberadora. Luchó tenazmente contra los desnaturalizadores de la ideología del proletariado, tanto como contra los dogmáticos que actúan como el eco del pasado, tal cual si la dialéctica se hubiera congelado en la acción pretérita de otros pueblos. Estudiando nuestra historia, inició el "viaje a la semilla" de nuestro pueblo, no sólo buscando el origen de la Nación dominicana, sino, además, la manifestación de la lucha de clases a través de nuestra historia.

La realidad en su fluir constante penetra en el cerebro de los humanos, pero sólo aquellos que peleando su voluntad detectan debajo de los hechos la causa que los ha producido, pueden transformarla, apoyándose en la realidad misma. La vida de El Moreno fue un testimonio vivo de que quien no conoce la historia, la significación y la ideología de su clase no puede ser la vanguardia política de la misma, así como quien no penetra en la historia y la idiosincrasia de su pueblo no puede conducir sus masas hacia la revolución.

En el MPD, El Moreno encabezó la UNIDAD PARA EL COMBATE contra las ideas erróneas, contra la generalización y lo abstracto al margen de lo concreto y particular de nuestra historia. Fue intransigente contra el espíritu conformista, artesano y poco emprendedor de algunos cuadros. Sabía que del nivel del cerebro habla la actividad de las manos.

Mejor que nadie sabía que la empresa de mover un pueblo no es "paja de coco", y se preocupó hasta su muerte porque cada cuadro comprendiera lo elevada de su misión, y se pusiera a la altura de ella. El acero y el plomo de las armas enemigas penetraron en su cuerpo, pero no le alcanzaron su conciencia. 

Ante el sacrificio, la persecución y la cárcel, mantuvo siempre el optimismo y la seguridad reflejados en serenidad ante todas las dificultades. En sus relaciones con los cuadros, con el pueblo y con su familia dejó la constante dulzura de su comprensión, de su profundo amor a la humanidad, y ejercitó su respeto hacia los demás con la constante preocupación de que fueran mejores.

La historia política reciente nos ha enseñado a todos que no basta con derrocar del poder político a las clases reaccionarias, sustituir su aparato de Estado y barrer con la propiedad privada para tener asegurada la constelación definitiva de un orden sin injusticias ni opresión. No es solo por un orden nuevo que luchamos, sino por una mujer y un hombre nuevos, para un orden nuevo. 

De ahí, que, para El Moreno, la lucha no sólo era una terapia social, sino, además, una terapia individual. Es decir, con la lucha se cura el pueblo de sus males, transformándose; pero nosotros también. Esa es la tajada del cuadro, su reivindicación: ser ahora hombre o mujer del mañana. El Moreno fue víspera, como Otto Morales, Amín Abel, Tito Montes, Henry Segarra..., la anunciación de la nueva estirpe.

Ellos deben ser el modelo, la guía del hombre y de la mujer del partido, como muestra adelantada de lo que será el pueblo futuro. Y esa conducta no puede ser forjada espontáneamente. El Moreno era un negro con conciencia de su negritud. Negro y obrero, en su origen étnico y en su clase tenía dos espejos permanentes de las cadenas con que la opresión ha cargado a la humanidad.

De ahí su claridad de que todos los conflictos debían resolverse en la lucha de clases de los oprimidos contra los opresores, no sólo en su pueblo, sino en los pueblos del mundo. Pero a la par de su vasta visión estratégica, tenía una clara visión táctica de la lucha. Y ahí es donde estuvo el mérito y el acierto político más notables de El Moreno.

 

Por último, la mejor manera de rendirle tributo a Maximiliano Gómez y a todos los mártires y heroínas caídos en el difícil tránsito de la revolución proletaria, es forjando LA UNIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS, DE LOS COMUNISTAS, DE LOS SECTORES DEMOCRATICOS Y PROGRESISTAS, para cristalizar el sueño de nuestro pueblo, como hemos demostrado en las últimas acciones, que la izquierda ha emprendido junta, provocando un torbellino positivo en las masas, tales como: el aniversario del Moreno, organizado por la Fundación Maximiliano Gómez y las fuerzas revolucionarias, los actos en el primer aniversario del fallecimiento del camarada Iván Rodríguez, las actividades del 50 aniversario del vil asesinato de Orlando Martínez, la caminata para recordar los 60 años de la Revolución de Abril.

Estas han sido señales positivas que estamos en el deber de seguir profundizado.

Estamos haciendo patria, habrá patria.

 

COMITÉ POLITICO DEL COMITÉ CENTRAL DEL MPD

23/05/2025.

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